Una de las cosas más gratas que nos brinda cotidianamente esta página es la posibilidad de interactuar, de intercambiar opiniones e información...
con muchos otros mosqueros de todo el país y también del exterior. En una de esas comunicaciones tuve la suerte de conocer a Juan José Gutierrez, un pescador a mosca español quien tiene una página referente a los gallos de León y sus plumas, la cual pueden visitar en www.gallosdeleon.com .
Juan José o Juanjo como acostumbran decirle, me envió abundante información sobre estos gallos y sus afamadas plumas, también muy gentilmente me regaló algunas moscas y un buldó que es un aparejo para una modalidad de pesca muy difundida en su país de origen pero que nuestro reglamento no permite utilizar (obviamente él no sabía eso).
En este intercambio de información aprendimos que las plumas de los gallos de León se utilizan en España para la confección de moscas al menos desde comienzos del siglo XVII como lo demuestra el Manuscrito de Astorga, una de las primeras publicaciones que se conocen sobre el montaje de moscas artificiales y que fue escrito por Juan de Bergara en el año 1.624. En este libro se incluyen detalles para la construcción de 33 modelos de moscas que utilizan esa variedad de plumas.
Si bien la descripción de las moscas en tan antiguo documento habla de modelos que imitaban a la perfección alas y cuerpos, no parecería que los tamaños fueran acordes a los del insecto real puesto que los anzuelos que por aquella época se utilizaban eran de tamaños mayores a los que se hubieran requerido. Recordemos que a principios del siglo XX los anzuelos más pequeños que se fabricaban eran del tamaño de nuestros actuales #14, se imaginarán los que existían 3 ó 4 siglos antes.
Pero volvamos a los gallos, no hay una historia de su formación o de su creación como raza, pues no ha sido creada por avicultores ni ha surgido de un estudio o manipulación genética, como es el caso en otras más clásicas (casi todas de USA). Estos famosos gallos existen desde hace varios siglos y el mérito de su calidad se debe únicamente a criadores que intuitivamente han ido haciendo una selección a su manera, siempre privilegiando la calidad de la pluma para la construcción de moscas artificiales.

La evolución de la crianza a lo largo de los años ha sido mínima existiendo solo unos pocos productores artesanales localizados dentro de la región leonesa; solo existe una baja cantidad de nuevos elementos que se agregan cada año a la producción, de esto se desprende que las plumas sean escasas y su precio muy alto.
A los gallos se los despluma vivos y recién al año de vida tendrá una producción regular, el pelado del gallo se realiza tradicionalmente cuando la luna está en su fase de cuarto menguante y si bien no existen razones con bases sólidas que aseguren que esta es la mejor época, se realiza de esta manera desde tiempos inmemoriales con excelentes resultados dando la razón a los que creen que si se arrancan las plumas en este período vuelven a crecer en mejores condiciones y con más facilidad.
Después de desplumado, se le pasa una pomada cicatrizante o hidratante en la zona con piel al desnudo, una costumbre todavía muy en uso es la de untar con una mezcla de ceniza de roble y aceite de linaza o de oliva la parte del lomo que queda al descubierto, transcurrido unos días aparecen en el gallo los cañones de las plumas que en un período de entre 2 1/2 y 3 meses se desarrollarán por completo permitiendo una nueva extracción, de esta manera se pueden extraer plumas de un gallo hasta 4 veces por año con un promedio de acuerdo a la siguiente tabla:
Gallo pardo: riñón de 80 a 100 y colgaderas de 100 a 120 plumas por año.
Gallo indio: riñón de 90 a 110, colgaderas 100 a 120 y cuello de 200 a 250 plumas por año.
Los gallos viven durante 7 u 8 años y se alimentan naturalmente.
Las variedades para cada tipo son:
Indio
Negrisco: negro grisáceo brillante.
Acerado: gris ceniza.
Plateado: gris perla.
Rubión: rojo o gris con zonas del manto rojizas.
Palometa: blanco.
Pardo
Corzuno: Tonalidad oscura y moteado fino, parecido al corzo.
Langareto: Tonalidad más clara que el anterior y moteado alargado.
Aconchado: Tonalidad igual que la anterior y moteado redondo.
Sarrioso: Color y moteado fino, parecido al sarrio o rebeco.
Flor de Escoba: La más clara de todas, con coloración amarilla intensa semejante a la flor de Cytisus scoparius, una leguminosa de nombre vulgar "Escoba".
Además de esta información Juanjo me envió una serie de moscas, junto con sus recetas y secuencias de atado donde se pueden observar los múltiples usos de las plumas de gallo de León, de a poco iremos poniéndolas todas en nuestra base de datos pero por ahora podrán observar una imitación de tricóptero adulto de alas compactas haciendo clic aquí.
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